Per a Juls, per rebre sempre les meves paraules amb tant d’amor
💌Hola, queridísime lectorx,
Espero que estés bien, pasando el calor de la mejor manera posible y al ladito de tu gente querida. Si no es así, te mando, escondido entre palabras, un abrazo inmenso cargadito de energía. Yo estoy contentísima porque es la primera carta donde la introducción no te explica que este mes me ha pasado por encima. Pese el calor, ha sido muy, muy bonito. Julio se ha presentado atareado, con muchos proyectos a medias y por empezar, pero lo he disfrutado mucho. Empecé en La Terrissa haciendo el taller de Fanzines con mi hermana Aitana, fue precioso, lo disfruté mucho -gracias a todes por venir <3-.
A lo largo de este caluroso mes he conocido a gente muy bonica y agradezco a la vida por habérmelas encontrado en el mismo camino. También presenté Mijina junto a la mejorcísima, la mismísima Alba G. Mora, y su La Florida / Chamberí escrito a cuatro manos, las de ella y las de Jorge de Cascante. Me lo pasé genial, hablé mucho, como siempre, no sé muy bien qué dije ni si algo llegó a tener sentido, pero os miraba y ya era feliz. Gracias a todas las personitas que vinisteis a escuchar, a saludar y a regalar abrazos. Os guardo un rincón de mi corazoncito.






El todo, sin condición
Toda la realidad dentro de un cuerpo. Un charco que no deja de rebosar. Digo “Te quiero” y lo digo todo.
Pol Guasch, traducción de Max Hidalgo Nácher
No escollim res, trobem amors, trobem amics. No és la llibertat d’escollir-nos, sinó de trobar-nos.
Marina Garcés
Hace mucho tiempo que quería escribiros sobre el amor, EL AMOR. No había manera, no arrancaba, no sabía por donde empezar, qué decir. Ya lo escribió la Zambrano: “Una de las indigencias de nuestros días es la que al amor se refiere. No es que no exista, sino que su existencia no halla lugar”. Escribí en mi libreta una lista los lugares donde yo encuentro cachitos de amor y decía así:
Escuchar cómo pronuncian mi nombre
El espacio que delimita tu nariz y tu ojo izquierdo
Cuando A. me escucha y siento que habito un mundo donde pueden reconocerme
Que Niki me prestara todos sus libros favoritos
Ver a mi madre descansar
Como leéis, me cuesta muchísimo intentar definir el amor, acercarme a él, rodearlo, intentar ponerle palabras a lo que siento. Mi amiga Niki me dijo, tía, es que se nota que a ti te gusta mucho la gente. Tiene razón y por eso me da tanto vértigo definirlo, abarcarlo todo y deciros: es esto. Porque nunca será suficiente. Sé que de todas las maneras posibles, me quedaría corta. Para mí, el amor lo es todo. Cómo dice Júlia, es el motor de la vida, lo que hace que el relato valga la pena o que, simplemente, exista.
Al final os he escrito una carta de amor a partir de las respuestas que me regalasteis cuando os pregunté, esperando una salvación, qué es el amor. Los títulos de cada apartado son algunas de vuestras respuestas. Gracias por ser gente tan bonica. Ahí va.
Pell i desig
Soy tocada - existo
Ésta es mi rodilla, pues ella me tocó ahí
Éste es mi cuello, pues ella extiende mis manos hacia él.
Natalie Diaz
Amar es una manera de desear, y nos impulsa a ese otre que anhelamos. Un sujeto deseante se inclina, se tuerce, va más allá de su individualidad. Y cuando colmamos el deseo -si es que puede, alguna vez, saciarse- se desdibujan los límites de ese yo que se mueve, que avanza hacia un otre al que ama. ¿No es amarse, encontrarse sin quererlo, sin haberlo pensado demasiado? ¿No es una casualidad preciosa, coincidir, mirarse igual de bonito y reconocerse? Decía Sara Ahmed que estar cómode con el entorno significa que cuesta distinguir donde acaba el cuerpo propio y donde comienza el mundo. Encajar. ¿No nos sentimos así cuando abrazamos a una persona amada? Tocar a quien deseamos es una manera de recordarnos que estamos aquí, que seguimos aquí y que se puede estar bien. Así lo escribió Ocean Vuong: “¿No nos tocamos, tan sólo, para comprobar que seguimos aquí? Yo seguí aquí alguna vez”.
Pero, ¿qué sucede cuando nuestro deseo no llega nunca a tocar la piel? Idealizamos. Yo en eso soy toda una experta, como buena libra. El texto Iba camino al infierno de Alba G. Mora, dedicado a Soto Asa, para mí es uno de los mejores ejemplos de desear, imaginar, idealizar. Todes hemos estado ahí en algún momento. Os enseño un trocito de tal maravilla:
El deseo puede llegar a borrar los límites del tú, del yo, de lo que eres y de lo que soñé que llegarías a ser alguna vez. Supongo que, en este sentido, perder a nuestras personas amadas -aquellas que nos hacen sentir que estamos aquí, que estuvimos aquí alguna vez- implica desorientarnos, no saber dónde estamos, sentir que nuestro cuerpo no encaja allá donde vamos, notar sus límites, donde empieza y donde acaba, sin saberse tocade nunca más. Escribe Elisa Levi: “Mi deseo, mi deseo no puede ser una uva secándose al sol, que mi deseo, si él no lo quiere, otro lo querrá, pero que qué pena, Javier, le diré, qué pena que no te hayas atrevido conmigo.”
Yo, querides lectorxs, siento que amo muchísimo y hace un tiempecito leí este fragmento de McCullers y entendí que no estaba sola, que ese personaje amante del mundo entero enterísimo podía entenderme. Y me puse muy contenta.
Un nuevo lenguaje
Comprendí que el exilio no era solo cambiar de espacio, el exilio era separarse de la persona amada, dejar de hablar la misma lengua (los enamorados y las enamoradas tienen su propia lengua, cambiar de amor es cambiar de diccionario, y dejar un amor es perder un dialecto)
Cristina Peri Rossi
Amar a una persona es también construir un nuevo lenguaje a su alrededor. Es pronunciar su nombre y sostenerle con la voz, es mirarse y leer el relato que teje con su mirada, es tocarse donde ya nada duele, ni dolió nunca, porque deduces, cuando le escuchas, el lugar exacto de donde brotó su dolor.
Una lengua es un mundo. Amar, para mí, también es construir mundos posibles y más vivibles para todes. Es ofrecer un pedazo de mi cuerpo por si un día necesita donde quedarse. Y perder a la persona amada es dejar, poco a poco, de hablar una lengua, olvidar gestos, palabras, que ya no significan más nada. Ya no. Dejar que el cuerpo olvide la manera de acercarse y conocer a ese otre que aún amamos. Decir “Te quiero” y que nadie conteste. Perder un mundo posible, hasta que vislumbremos, con un brillito, otro lugar posible.
Un platito de lentejas de la yaya
Antes te idealizaba atribuyéndote una fuerza y una grandeza que no tienes; ahora te amo en la grandeza de tu dolor, de tus añicos, de tu miseria. Crees ir tú de mi mano, pero soy yo desde ahora, la que va de la mano de tu dolor.
Carmen Martín Gaite
El cuerpo queer no está solo; lo queer no reside en un cuerpo o en un objeto, sino que depende de un apoyo mutuo
Sara Ahmed
Os cuento una anécdota: fui a un encuentro de peña chulísima, y conocí a una chavala que estaba tristona. Estábamos todes sentades en círculo. Así que pasé la tarde a su lado. Me contó qué le pasaba y era una historia larguísima, tanto, que terminó cuando el sol, tímido, se despedía de nosotres llevándose, como regalo, sus palabras. Cuando volví a casa, me llevé a cuestas su dolor. Sentí que me habían vaciado, que no podía pensar nada. Era la primera vez que empaticé tanto con una persona desconocida, y sentí su pena dentro mío.
Con esta historieta que no había contado a casi nadie, menos a unas chicas majísimas que me recomendaron palosanto, no quiero decir que yo amara a esta persona. Pero sí, en cierta manera, pienso que amar, con todas sus posibilidades, es algo así como decirle, a quienes amas: “sembraré un jardín encima / de donde paró tu dolor” (Danez Smith aka mejor poeta del universo).
Es precioso ese momento, cuando estás conociendo a alguien y le descubres vulnerable. Me refiero, el momento en que esa persona amada decide compartir contigo su vulnerabilidad. Un regalo, pues significa que a tu lado se siente a gusto, segure y a salvo. Sabernos sensibles, vulnerables y cuidarnos con ternura. Yo vivo para eso. Si no, nada, nadie. Acompanyar-nos, ser casa, deia la Irene. Las lentejas de mi mama, o de la yaya, alimentarnos, cuidarnos, preocuparnos. Saber que seguimos aquí, que podemos llorar juntes, quejarnos, abrazarnos, besarnos y, en fin, querernos. Ir de la mano de nuestro dolor, como dice Martín Gaite, un dolor que muchas veces no es solo nuestro. Cuando me sienta perdida, desorientada, ya sé en que cuerpos encontrar una casa. Y os estoy infinitamente agradecida.
Quería escribir sobre el amor y he acabado escribiendo una carta a quienes quiero muchito. Ya sabéis quienes sois. Ha sido una manera de superar mi miedo a la cursilería que arrastro desde que alguna vez, que prefiero no recordar, lloré mucho. Me asustaba ser cursi y mostrarme vulnerable, pero a la vez, me paso el día amando mucho a las personas de mi alrededor. Y dando abrazos, muchos abrazos. ¿Qué tía, no? Os abrazo siempre, qué suerte encontraros, no creéis? <3 ¡Viva la ternura y los mensajes bonitos y las personas sensiblonas como yo!
Gracias, de verdad, miles de gracias, por leer y estar aquí, virtualmente, conmigo: Alba, Lorena, Alice, Alba, Laura, Natalia, Álex, Carla, Sara, Sergio, Patricia, Anabel, Andrea, Nai, Fernando, Héctor, Clar, Marc, Fernando, Paula, Isabel, Nuri, Nicoll, Anna, Milena, Maria, Anna, Lala, Tanit, Cris, Sandra, Irene, Daniel, Ari, Vinyet, Laura, Ana, Carmen, Graciela, Marta, Júlia, Martina, Oumayma, Sofía, Eva, Jan, Aitana, Yoli, Àngels, Valentina, Ferran, Mónica, Camil·la, Montse, Nis, Brenda, Paula, Miriam, Júlia, Alba, Narjis, Juls, Ruuby, Fresi, Felipe, Alba, Sandra, Nagore, Andrea, Helena, Joaquina, Jowy, Mireia, Laura, Marina, Enric, Alba, Lau, Cris, Maria, Eli, Ignasi, Paula, Bernat, Flor, Isa, Olaya, Antonio, Micaela, Brigitte, Liv, Mar Arnau, Anna, Maria, Miguel, Rosa María, Helena, Raisa, Daniel, Ainoa, Irene, Teresa, Suiry, Natalia, Júlia, Sara, Marina, Julia, Don Mendo, Alexandra, Stephany, Paula, Belén, Luisa, Julia, Joel, Mariana, Leandro, Alba, Joel, Nayara, Júlia, Nazaret, Sofía, Cristina, Judith, Drew, Nari, Júlia, Helena, Natis, Vicky, Eneko, Desireé, Flor, Andrea, Helena, Lydia, Laia, Laura, Isabel, Irene, Sofía, Elisenda, Yesi, Lluna, Luis, Felipe, Esther, Mónica, Anna, Sonia, Paco, Andreu, Daniel, Mila, Cristina, Javi, Vero y Sara.
Si no ha aparecido tu nombre en la lista anterior y te apetece leerte por aquí, házmelo saber. Tal vez tu dirección de correo electrónico no me permite adivinar cómo te llamas. O, también, escríbeme si prefieres que te nombre de otra manera <3
☀️ Os regalo esta foto de mi hermana Aitana y yo, para deciros que… me voy de VACACIONES. Necesito tiempo para pensar, leer, leer mucho, sin pensar en escribir una newsletter de prisa y corriendo. Así que aprovecharé agosto para descansar, por lo tanto la próxima carta que recibiréis será el último jueves de septiembre :)
Os deseo un buen verano, mucha cremita, tiempo de descanso con vuestra gente querida y, como siempre, abajo el trabajo! Gracias infinitas por leer y hacer que escribir tenga sentido si lo recogéis con vuestra mirada <3
Puedes leer más cositas que escribo, aquí. Me publicaron un artículo sobre los autorretratos de Francesca Woodman, que puedes leer aquí. ¿Nos vemos el domingo? Con Lala y Mijina Ediciones hemos preparado una Merienda en La Terrissa, GRATIS! Ah y… amad, amad mucho, que aunque a veces no nos amen de vuelta, una se queda a gustísimo, ofreciendo ternura y una mano pa’ sobrellevar juntes el dolor.
Gracias por la confianza, y… ¡viva la literatura que hacemos nuestra mediante la lectura, la escucha, acompañades, en solitud o en comunidad! 💗