💌 Hola, querídisme lectorx,
Espero, de todo corazón, que hayas pasado un abril tranquilo y que la llegada del calor primaveral -o estival, vaya- no haya asustado a tu cuerpo porque, al menos el mío, siempre decide que la única respuesta posible a los cambios de temperatura es acatarrarse.
Ya me disculparéis, porque esta es la primera carta que escribo con tan poco tiempo de margen. Suelo pensarla unas tres semanas antes, después escribo, reescribo y la programo para que llegue a tiempo a vuestros buzones. Sin embargo, abril ha sido arrollador. He vuelto a las clases, trabajo por las mañanas y, lo más importante de todo: hemos publicado nuestro primer zine con Mijina Ediciones.



Mijina es un fanzine que recopila textos y poemas, de una servidora, que hablan sobre el hambre como herencia, las raíces, la cultura txarnega y las manos de las mujeres que nos han sostenido. Además, le acompaña un prólogo de la artista Helena Laguna y una ilustración de Andrea Peregrín. Todo todito está editado y maquetado por Laura Plesa, quien forma parte, también, de Mijina Ediciones, que pretende ser un proyecto colaborativo para, a través de los fanzines, recoger historias y sembrar una mijina, una mijina namás, de memoria txarnega.
Soy consciente de que, ahora mismo, estaréis pensando que la newsletter de este mes es puro autobombo. Pues, os digo: un poco sí, pero no del todo. El tema de abril es más complejo: el dilema de escribir sobre una misma. Eso que algunas personitas llaman autobiografía o verdad de la buena, y lo que otras llaman autoficción. Yo me decanto más por lo último. Me explico:
En Mijina escribo sobre muchos temas, pero podríamos afirmar que hay varios que se repiten, como si fuera el hilo que me sirve para entrelazar todos los textos. Por ejemplo, el hambre, mi madre, mi abuela, las raíces, etc. Sabía que escribir sobre una misma podía suponer que los ojos que me leen se pregunten: ¿es totalmente real? ¿eso te ha pasado a ti? Y yo respondería: sí y no, sí y no, sí y no.
El yo que escribe el texto nunca es otra cosa más que un yo de papel
Roland Barthes
Am I in the picture? Am I getting into it or out of it? I could be a ghost, an animal or a dead body, and not just a girl standing on the corner…
Francesca Woodman
Escribir sobre mí misma, sobre mi vida, sobre aquellas personas a las que quiero, no significa que yo sea absolutamente todo lo que escribo. Barthes, quien proclamó la muerte del autor, constató que el yo que escribe el texto nunca es otra cosa más que un yo de papel. Por otro lado, Francesca Woodman, fotógrafa estadounidense que casi siempre aparecía en sus fotografías, decía que fotografiarse era ser aplastada por el papel fotográfico y, por lo tanto, deformarse. Siempre se fotografiaba, pero, a su vez, problematizaba el autorretrato tradicional, pues en su obra parecía estar en proceso de transformarse en algo distinto, de ser cualquier cosa menos ella misma, Francesca Woodman.
Me gusta pensar la escritura así, como un campo lleno de infinitas posibilidades, que rehúye de estancarse en la repetición de lo mismo de siempre: yo, yo, yo. Ya lo afirmaron Deleuze y Guattari: "no llegar al punto de ya no decir yo, sino a ese punto en el que ya no tiene ninguna importancia decirlo o no”. No sé si hemos llegado a lo que proclamaban D&G pero, para mí, lo más bonito de publicar mijina ha sido recibir, como regalo, vuestras historias. Muches habéis sentido que mijina es también parte de vosotres, como si fuera una chispita de algo compartido. Y así pasamos del yo al nosotras, al nosotres, o al qué importa si tú, si yo, si nos duele aquí dentro.



Con palabras me hago piedra, pájaro, puente de serpientes arrastrando a ras del suelo todo lo que soy, todo lo que un día seré.
Gloria Anzaldúa
El Texto no puede contar nada; se lleva mi cuerpo a otra parte, lejos de mi persona imaginaria, hacia una suerte de lengua sin memoria.
Roland Barthes
Mijina es un zine que se pensó y trabajó de manera previa a idear el proyecto de la editorial fanzinera. Mientras lo escribía, reescribía y hablaba con mis amigas, siempre les repetía lo mismo: necesito más voces, más. Me abrumaba que solamente imperara aquello que yo había escrito -que no tiene por qué solo incluir una voz, pero ya me entendéis-. Incluso estuve a punto de incluir fragmentos de entrevistas que hice a Elena, que migró desde Rumanía, y a Loli, que migró desde Galicia. No los añadí, pero no os preocupéis, están bien guardaditos.
Sin embargo, ahora que más manos sostienen y leen mijina, me gusta pensar que huye del yo y se acerca a lo colectivo -que, en cierta manera, es el propósito de Mijina Ediciones- porque, como escribió Pol Guasch —traducido por Max Hidalgo—: “Escribir sobre uno mismo implica marcar con el lenguaje los lugares en los que la Historia nos toca. Y nos toca por todas partes”. Y a veces, añado, nos toca tanto, y en el mismo lugar -nuestros cuerpos-, y tan fuerte, que hace herida. Es ahí donde el “yo” ya no tiene importancia, sino aquello que aún supura, porque el dolor y las heridas pueden heredarse. Ahí habitamos.
Por eso, las que sentís que mijina también os nombra, aunque no os nombre, compartís vuestras historias conmigo. Y solo algunos de los ojos que la miran desde la lejanía, se preguntan: ¿Viviste esto, de verdad? ¿eres un poco pesimista, no? Lo miras todo desde la tristeza. Has escrito algo muy íntimo, no? Tú, tú, tú.
Hace unos días, me preguntaron: ¿Cómo has escrito sobre esto? ¿Qué te contaron? Porque, lo normal era que no te contaran nada. Y sí, no sé casi nada de mi familia porque, como en muchas, nos acompaña el silencio. Y eso también es mijina, un intento de poner palabras a un conocimiento que ha llegado a mí a través del cuerpo, de sus gestos, de alguien que no sabía leer ni escribir y que se comunicaba, como diría Audre Lorde, por debajo del lenguaje.
Porque hemos heredado algo que viene cargado de silencios. Y ahí seguimos, viviendo en la herida, reconociéndola, leyéndola y palpándola con otras palabras. Como dijo Mónica Cragnolini: Vivir en la herida quiere decir: la tarea por la justicia no cesa nunca. Y, de mientras, nos escribimos, nos leemos, nos recordamos y, en el camino, nos reconocemos.
Gracias, de verdad, miles de gracias, por leer y estar aquí, virtualmente, conmigo: Alba, Lorena, Alice, Alba, Laura, Natalia, Álex, Carla, Sara, Sergio, Patricia, Anabel, Andrea, Nai, Fernando, Héctor, Clar, Marc, Fernando, Paula, Isabel, Nuri, Nicoll, Anna, Milena, Maria, Anna, Lala, Tanit, Cris, Sandra, Irene, Daniel, Ari, Vinyet, Laura, Ana, Carmen, Graciela, Marta, Júlia, Martina, Oumayma, Sofía, Eva, Jan, Aitana, Yoli, Àngels, Valentina, Ferran, Mónica, Camil·la, Montse, Nis, Brenda, Paula, Miriam, Júlia, Alba, Narjis, Juls, Ruuby, Fresi, Felipe, Alba, Sandra, Nagore, Andrea, Helena, Joaquina, Jowy, Mireia, Laura, Marina, Enric, Alba, Lau, Cris, Maria, Eli, Ignasi, Paula, Bernat, Flor, Isa, Olaya, Antonio, Micaela, Brigitte, Liv, Mar Arnau, Anna, Maria, Miguel, Rosa María, Helena, Raisa, Daniel, Ainoa, Irene, Teresa, Suiry, Natalia, Júlia, Sara, Marina, Julia, Don Mendo, Alexandra, Stephany, Paula, Belén, Luisa, Julia, Joel, Mariana, Leandro, Alba y Joel.
Si no ha aparecido tu nombre en la lista anterior y te apetece leerte por aquí, házmelo saber. Tal vez tu dirección de correo electrónico no me permite adivinar cómo te llamas. O, también, escríbeme si prefieres que te nombre de otra manera <3
De regalo, una de las canciones favoritas de mi yaya Petra, sin contar María de la O:
Gracias infinitas a todes por leer mijina, la segunda edición ya está lista y no nos lo creemos. Si quieres un ejemplar, puedes enviarnos un mensajito a @mijinaediciones. También puedes comprarla en Espai Llavors. O, si os apetece, podéis compartir y hacer difusión del proyecto. Y, si os gusta la radio, podéis escuchar la entrevista que me hicieron en Generació perduda de Sants3 Ràdio presentando el zine, aquí. Gracias, gracias, gracias.
Gracias por la confianza, y… ¡viva la literatura que hacemos nuestra mediante la lectura, la escucha, acompañades, en solitud o en comunidad! 💗